jueves, 23 de octubre de 2014

Centauro: A las afueras de la aldea

Celoso, el macho de cuatro patas está a las afueras de la aldea, ahí donde el bosque comienza, merodea esperando que su amada esclava regrese, esperando poder capturarla, esperando poder abrazarla… impaciente aguarda, arrogante la espera, furioso la acecha… busca una oportunidad de llevarla de regreso al bosque, no está seguro pero sabe que ahí está, desconoce lo que la llevo hasta ahí pero no descansara hasta tenerla de vuelta en lo que es su hogar… seguro de que algún día ella volverá, seguro de que ella se rendirá ante él, seguro de que ella volverá e irá directo a sus brazos, seguro de que ella no podría estar tanto tiempo lejos de casa.
Centauro en los límites del bosque; celoso, rencoroso y sin muchas esperanzas, se desvanece entre las dudas y el recelo, la ira lo carcome, piensa en ella, sueña con ella. Sí, la quiere con él, la quiere a su lado, la quiere cerca de las montañas de fuego.
Tristeza mezclada en su despecho, ira mezclada en sus lágrimas que contiene de manera machista, sensaciones mezcladas, revueltas, enredadas, enmarañadas… preso de la belleza de aquella frágil mujer, preso de sus sueños, preso de su cuerpo, preso de su soledad, ahí está el Centauro solo y desconsolado…
Espera la oportunidad de que la Valkyria la saque de aquella aldea, así podrá arrebatársela y llevarla con él a las colinas volcánicas, donde los centauros transforman mágicamente a aquellas doncellas en una más de su especie, podrá así procrear con ella, podrá así mantener viva a su especie, la llevara consigo hasta el fin del mundo si es necesario, pero será suya…

Sí, con todos sus sentimientos de recelo por ella, de odio por los humanos; él la rescatara del cruel destino que Domina tienen planeado para ella y la convertirá en su mujer…

lunes, 8 de septiembre de 2014

Una noche extraña

Caminaban de regreso al castillo los dos compañeros, Celtica por primera vez se sentía cómoda con la presencia de Declan, aunque aún seguía dudando de él, solo que ya no era una duda angustiante y llena de incertidumbre, perecía que a medida que lo conocía, se daba cuenta de que era un hombre diferente a lo que ella pensaba, se sentía feliz de estar ahí, de sentir la brisa del viento en su cara y de estar acompañada de alguien que no la juzgaba ni le preguntaba nada, no era como Mérida, quien la había estado hartando con sus preguntas diarias…
–Me he divertido mucho, deberíamos hacerlo de nuevo
–Si, yo también me he sentido muy relajada, creo que después de todo estuvo bien que la Reina me haya corrido de la torre… honestamente hoy no estaba de humor para cantar.
Caminaban bajo la luz de la luna y por alguna extraña razón Declan no paraba de mirar a Celtica y de sonreír con su compañía, él estaba consciente de que él no era así, pero había algo en Celtica que no era igual a lo que había en las otras chicas, incluso las doncellas de la corte le parecían un montón de mujeres frívolas que llegaban a la corte solo para ser esposas de algún duque, vizconde, o del heredero al trono de aquella nación; ¿pero Celtica?, él estaba seguro de que ella era mucho más que eso, desde que ella llego a la aldea, él se sentía intrigado y fascinado por su belleza, por su voz, por su personalidad que era única y exquisita, pero también sabía todo lo que decían en la corte, todos estaban seguros de que ella terminaría siendo la prometida del Príncipe y por lo tanto la futura Reina, tal vez no debía involucrarse con ella, pero por otro lado; sabía que no se había sentido así en mucho tiempo, hacía tanto que no se divertía de esa manera, que tenía la esperanza de que todo aquello que decían en la corte fuera mentira, solo así él podría dar el siguiente paso.
Ya no estaban muy lejos del castillo y Celtica se movía con la gracia del viento, soñando y pensando en cosas lindas, cuando percibió una extraña fragancia que parecía provenir de las flores, miro hacia ellas y alcanzo a distinguir a algunas hadas, que parecían decirle algo de forma precipitada y angustiante. Cuando al fin degusto aquel aroma y noto que era un aroma agrio, se dio cuenta de que las cosas no andaban bien, miro en dirección contraria y ahí la distinguió, era Domina que caminaba por las calles en su búsqueda, sabía que ella no la veía pero tenía que escapar antes de que la viera, sin embargo; no pudo mover sus músculos por los nervios que tenía y de un momento a otro se desvaneció.
Declan se sintió algo perturbado por lo que le había ocurrido a su compañera, no sabía a qué se debía que aquella hermosa doncella se hubiera desmallado, pero se apresuró a llevarla al castillo. Cuando llegaron allí, Mérida lo condujo hasta su habitación y la recostó sobre su cama, la amiga de la Ninfa agradeció a aquel caballero y lo despidió diciéndole que ella se encargaría de cuidar a Celtica.

 Esa noche, Declan no pudo dormir, pero no solo por la preocupación, sino porque recordaba aquel día tan maravilloso que había pasado a lado de su nueva amiga.

viernes, 15 de agosto de 2014

Un nuevo amigo


Caminaba por los pasillos, por aquellos que nunca antes había visitado, sola, con la mirada perdida y los pensamientos en otro plano existencial, caminaba completamente distraída, pensando cuál era su mejor opción; se sentía desprotegida; pues su amigo el Príncipe, se encontraba lejos y el hombre que ella quería no sabía si la protegería, de repente se escuchó a un hombre decir…
– ¿Qué estás haciendo?, creí que estarías con la Reina.
Era Declan, por alguna razón la Ninfa no podía confiar en él; sin embargo, era mejor estar con él que estar sola.
–Pues… creo que no estaba concentrada y me dejo ir.
– ¿Puedo saber a qué se debe tu distracción?
–Mmmm… no lo sé, solo no me siento bien.
–Bueno ya que la Reina te ha dejado libre, ¿Por qué no vamos a dar un paseo por la aldea? La verdad es que no me gustaría estar solo, algunos de mis amigos fueron a una taberna y no me siento de humor para beber, y Edward se fue con su alteza el Príncipe, así que estaré sin mucha compañía estos días.
Sabiendo que no tenía muchas opciones, Celtica acepto.
Salieron a caminar por la aldea, era la primera vez que ella la veía de noche, y era hermosa, las luces llenaban las calles de un hermoso color, había música y cerveza, era una fiesta que ella no comprendía.
– ¿Siempre es así aquí?
–Seguro, la gente aquí es muy alegre y le gusta celebrar la vida, es cierto que también hay quienes son infelices pero, la mayoría se siente bien, ¿Por qué no vienes conmigo al callejón de las danzas? Creo que va a gustarte.
–Está bien.
El callejón de las danzas era un lugar a donde las parejas iban a bailar y a divertirse, y al llegar allí Celtica se sintió maravillada, pues veía hermosas mujeres bailar con bellísimos vestidos, a los hombres danzar como si se tratase de un cortejo; veía luces hermosas y adornos de mágicos colores, todo eran muy bello. De repente oyó a su compañero decir, mientras la tomaba de la mano, – ¿Te gustaría intentarlo?
–Tal vez… –y tomando su mano se dejó guiar por aquel caballero.
Bailaron gran parte de la noche, la Ninfa no recordaba cuando era la última vez que se había sentido tan feliz, pero aquella noche era mágica aun si el hombre con el que estaba no era de su confianza, aun con sus preocupaciones por el Centauro y Domina, aun sin poder estar cerca de Edward, pues por mucho que Declan la intimidara, comenzaba a sentir que era su amigo. Por otro lado, ella no se percató de lo que la gente decía en la aldea, todos los que conocían a Declan murmuraban entre ellos, jamás lo habían visto tan feliz, de hecho nadie lo había visto sonreír antes; era demasiado serio y misterioso, que se preguntaban si él tenía sentimientos.

Cuando terminaron de bailar, toda la gente aplaudió y se acercaron a la Ninfa para felicitarla por sus habilidades para el baile, por un momento ella se había olvidado de todo.

sábado, 2 de agosto de 2014

Pensamientos

Cantaba con gran belleza como todas las tardes, pero había algo diferente aquella tarde, su mente no estaba con la Reina y sus compañeras, por un lado sus ojos denotaban preocupación por algo y por el otro sus labios sonreían sin querer; pensaba en la Valkyria que muy probablemente ya estaba en la ciudad buscándola, pensaba en Edward y lo maravilloso que lo había pasado con él en la aldea; pero también pensaba en Declan, no sabía si él era un amigo o un enemigo, era más que evidente que no estaba concentrada.
De pronto se vio interrumpida por la Reina…
– ¡Basta!, no entiendo que es lo que pasa hoy contigo Celtica –dijo la Reina –pero es evidente que estas distraída, es cierto que aun cantas hermoso, pero no estás aquí cantando para mí, tu mente está en otro lado, ¡retírate!
Todas sus compañeras se dieron cuenta de que las cosas no marchaban bien con Celtica, incluso Mérida sintió la tensión de su amiga, segura estaba de que tenía que ver con su pasado, pero también podría ser algo en la corte, ella sabía que el Rey había tratado de seducirla y se preguntaba si Celtica se habría entregado al monarca, también pensaba en que probablemente el Príncipe al fin le había declarado su amor y tal vez eso la tenía confundida, pero en el fondo seguía creyendo que era por algo de su pasado y se convencía cada vez más de que no había perdido la memoria en el accidente del barco.

Mientras tanto, Celtica caminaba por los pasillos del castillo pensando en lo que haría para evitar a la Valkyria Humana, tal vez tendría que huir de aquella aldea, pero no quería alejarse de aquel hombre al que tanto le tomo encontrar, no había escapado de un centauro, de un fauno y de un ataque de sirenas solo para escapar nuevamente, no era una opción. Caminaba pensando en que tal vez necesitaba ayuda de su amiga Mística, pero hacía unos meses que no la veía, era como si se hubieran evaporado en el aire, tal vez era hora de confiar en alguien más, pero por el momento Henry no estaba, había ido a otra aldea por negociaciones del Reino, y no había ninguna otra persona en la que ella confiara: Mérida era una gran chica y una buena amiga, pero cuestionaba todo lo que se refería a ella y eso no le daba confianza, se encontraba Edward, a quien acababa de conocer pero temía que si mostraba su verdadera identidad él se asustaría y lo perdería para siempre, y estaba Declan a quien creía un gran caballero, pero no una persona en la que ella pudiera confiar. ¿Qué debería hacer?, tal vez era hora de regresar a casa y afrontar las consecuencias de su castigo, tal vez era momento de entregarse a Domina, la Valkyria… pero, en el fondo sabía que no era un buen plan, no quería estar lejos de Edward.

lunes, 28 de julio de 2014

¿Vigilados?

Caminaban juntos, entre los árboles y los matorrales, Celtica respiraba el aire de su hogar, de su mundo… y se sentía dichosa, pero también sabía que se arriesgaba demasiado, pues podía escuchar a los arboles decir “traidora”, al viento susurrar “maldita”, a las aves trinar “algún día lo pagaras”… sabía que su acompañante no podía percibir las palabras, pues eran idiomas completamente distintos.
Tras caminar un poco más y admirar la belleza de la Ninfa, Declan se atrevió a romper el silencio…
–Y… ¿Cómo te has sentido en la aldea y en el castillo? ¿Te gusta la vida de la corte?
–Sí –respondió ella con más seguridad, pues de algún modo ya se había acostumbrado a su presencia, pero mantenía la guardia en alto.
–Creo que eres magnifica cuando cantas, no logro entender como lo haces, pero es hermoso.
–Gracias.
–Quiero preguntarte algo, ¿Por qué te fuiste de tu aldea?
–Quería conocer otros lugares, algunos se opusieron y creo que más bien termine huyendo.
– ¿Huyendo? ¿De qué? De algún amor ¿Tal vez?
–No, creo que fue de mi misma, creía que iba a enloquecer.
–Entiendo, a veces me pregunto cómo sería mi vida si me marchara, si de pronto decidiera tomar mis cosas y cabalgar sin rumbo… ­–no terminó de decir la frase cuando ambos escucharon un sonido extraño proveniente del interior del bosque. Ella lo reconoció al instante, sus sentidos se agudizaron profundamente y sabía que no estaba tan segura, pues conocía muy bien ese ruido… era el centauro, no podía verlo, pero podía sentir su presencia.
–No estamos solos –dijo él. Sabía que allí había algo, solo que él no estaba seguro de lo que era.
–Lo mejor será que volvamos.
–Si, tienes razón, normalmente iría a averiguar de qué se trata, pero vengo con una dama y no es cortes dejarte sola aquí… volvamos.

Regresaron tan pronto como pudieron, y una vez llegado a la aldea la Ninfa se sintió más tranquila, ahora sabía que Declan no era una amenaza, pero aun desconfiaba de él, sin embargo no era lo más alarmante para ella, sabía que el Centauro ya estaba ahí afuera, eso solo podía significar una cosa. La Valkyria ya estaba en la aldea buscándola.

sábado, 5 de julio de 2014

Declan: Hombre o Depredador

La mañana inmaculada y hermosa anunciaba la llegada de un nuevo día, Celtica aún se sentía maravillada por lo que había vivido el día anterior, al fin había conocido al hombre con el que había soñado, al que había visto en el bosque, al que creía conocer y el causante de su desobediencia al mundo mágico, sin embargo; no le importaba nada más, quería volver a verlo, quería volver a estar con él, ella no sabía que era lo que le pasaba, puesto que nunca antes había experimentado ese tipo de sensaciones, sin embargo sabía que él era lo que ella anhelaba, lo que deseaba.
Salió por la puerta del castillo y se dirigió a busca a aquel que ahora era su amigo, aquel al que ahora consideraba el ser más especial de su vida, se sentía asombrosa y hermosa, olvido incluso que su apariencia era otra, que las ropas de seda no eran de su agrado, en ese momento nada más importaba… solo su ilusión por aquel ser humano.
De pronto se vio atormentada y asustada por el cabalgar de un caballo, en el que iba montado él otro hombre que la intrigaba, aquel que la asustaba y del que desconfiaba totalmente. Él se detuvo al pasar junto a ella y la saludó respetuosamente. Ella se sintió acorralada, creía que él podía saber quién era en realidad y eso la atormentaba. Él por su lado bajo de su caballo y camino hacia ella, al tiempo que preguntaba…
– ¿Qué hace tan delicada y hermosa criatura a estas horas de la mañana sola?
Ella casi sin poder articular palabras alguna logro decir:
–Voy a dar un paseo por el bosque, quiero respirar aire fresco.
– ¿Por qué no me dejas acompañarte? El bosque es un lugar misterioso y peligroso para una mujer tan exquisita como tú.
–No estoy muy segura de querer compañía –se atrevió ella a decir, esperando que él diera vuelta y se marchara.
–Bueno, pues como la dama principal de la Reina, considero que no debes andar sola por los lugares peligrosos, es mejor que un caballero te acompañe; prometo no ser una molestia y si esperas que guarde silencio así será, pero una dama de la corte no puede andar por ahí sin protección alguna.
Y sin poder decir más la Ninfa acepto.
Caminaban en dirección al bosque ahí donde las calles de la aldea tocan el borde del mundo de las criaturas mágicas, ahí donde los humanos aún se sienten los dueños y donde los seres mágicos no pueden ni deben revelarse. Para Celtica de cierta forma era un alivio, porque sabía que si un humano estaba presente, ningún ser mágico intentaría llevársela de vuelta al bosque, pero le preocupaba que aquel caballero representara un peligro para ella…
Se adentraron un poco más en el bosque, ella comenzaba a recordar su antigua vida y a extrañar los fríos y refrescantes ríos, la brisa golpeaba su rostro y alborotaba su cabello, se sentía libre.

Declan, el caballero la observaba con atención y se sorprendía de que una mujer como ella se sintiera tan libre, ninguna de las mujeres de su aldea era así, todas siempre tan sumisas, a merced de los hombres, todas eran así, desde la Reina que solo representaba la estabilidad del reinado del Rey, hasta las campesinas que solo vivían para atender a sus esposos y a sus hijos, todas eran esclavas a su manera en particular, pero Celtica era completamente diferente, era una mujer que parecía danzar con el viento y vivir con el bosque, era hermosa y distinta, única y bella…

sábado, 7 de junio de 2014

Merida: Una Charla Confusa

La noche caía con su hermoso vestido negro, cubierto de lentejuelas plateadas, acompañada del suave suspiro del viento que parecía acariciar y estremecer la delicada piel de la Ninfa; a quien por unos instantes parecía no importarle nada y que parecía no extrañar nada de su hogar, ni del mundo al que ella pertenecía. Se encontraba envuelta en un maravilloso sueño, recordando el día tan magnifico que había pasado con Edward.
De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de su amiga de cabellos dorados quien irrumpía de manera sutil en la alcoba de la mujer acuática.
–Y bien… ¿No vas a contarme? –pregunto la dama de compañía principal de la Reina.
– ¿Contarte qué…? –pregunto desconcertada la Ninfa.
– ¿Por qué estás tan feliz?, cualquiera diría que algo estupendo te paso en el día. Después de todo saliste con el Príncipe, ¿no es así? –volvió a decir la doncella Real.
–Pues sí, estuve con el hombre más maravilloso que he visto en este lugar, y estoy casi segura de que es el más interesante…
–Y, ¿Cómo no va a serlo, si es el Príncipe de quien hablamos? –interrumpió Mérida.
–Yo no estoy hablando de Henry –respondió la delicada doncella que venia del interior de los bosques.
– ¿Ah no? Entonces… ¿De quién? –volvió a preguntar la doncella del castillo.
–No voy a decirte su nombre, solo te diré que es maravilloso, es todo un caballero y un gran hombre. Es apuesto, es gentil y en su mirada hay un brillo singular en el que pareciera destellar el más bello amanecer.
– ¡Vaya! Creo que ese hombre logro cautivar tu corazón, pero… ¿Qué dirá el Príncipe cuando se entere? –se apresuró a decir la hermosa dama de cabellos de oro.
– ¿Henry?, no entiendo que tiene que ver él en todo esto, él y yo solo somos buenos amigos.
–Si tú lo dices –dijo Mérida en un tono algo sarcástico. –Pero cuéntame, ¿Quién es él? ¿Dónde lo conociste?
–Ya te dije que no voy a decirte su nombre. Paseamos por el mercado, recorrimos las calles y me mostro la aldea, es maravillosa… de dónde vengo no hay edificios tan maravillosos como la biblioteca, los museos o esos lugares a lo que llaman templos…
– ¿No hay templos en tu aldea? –Pregunto Mérida extrañada – ¿Cómo es el lugar de dónde vienes?
La Ninfa se dio cuenta de que había cometido un error imperdonable, había hablado de más y no estaba segura de cómo arreglarlo, una palabra en falso y podría estar expuesta.
–Lo que quise decir es que no hay templos como los suyos, o al menos yo no los recuerdo, recuerdo que mi aldea era pequeña y con muy pocos edificios, parecía estar en medio de un claustro o algo parecido… Lo cierto es que sigo sin recordar mucho de cómo era aquel lugar.
–Pues bueno, ojala te acuerdes… aunque he llegado a pensar que provienes de alguna aldea un tanto perdida y separada de las otras, por eso tu idioma no es muy conocido ni familiar para nosotros; en fin creo que será mejor que te deje, ya es tarde y mañana nos espera otro día. Descansa.

Y sin decir más nada Mérida salió de la habitación con la duda en su mente de quien era realmente aquella chica.

martes, 15 de abril de 2014

Edward (Sentimientos reales o solo fantasía)

La mañana apenas había avanzado un par de horas y Celtica salía de aquella hermosa galería junto a su amigo el Príncipe Henry; caminaban por las calles que comenzaban a ver la vida de los mercaderes. El sol se encontraba en su más bello esplendor matinal y ella se sentía feliz, sonreía y reía; era dichosa, nada podía mejorar su día… excepto Edward, el apuesto caballero que ella vino a buscar.
Edward caminaba en dirección a ellos, y cuando al fin estuvo con ellos le dijo al Príncipe:
–El tabernero quiere una audiencia contigo, dice que es muy importante.
Y Henry un tanto preocupado por su amiga, la doncella de los bosques dijo –iré en seguida, pero hazme un favor, acompaña a Celtica de vuelta al castillo, debe estar con mi madre al atardecer.
–Claro, será un honor acompañarla –respondió el apuesto caballero.
Y sin más, Henry se despidió de Celtica y se marchó. Cuando al fin estuvieron solos Edward se dirigió a la frágil damisela y dijo –Bien, ¿Qué deseas hacer?, aún es temprano  y la Reina te espera hasta el atardecer, creo que tenemos tiempo de sobra.
Celtica no podía articular palabra alguna, era la primera vez que hablaba con él a solas y la primera vez que experimentaba los nervios, pero al fin abrió los labios…
–Me gustaría recorrer el lugar, no suelo salir mucho del castillo y por lo tanto no conozco bien la aldea, así que me gustaría conocer más, ¿me lo muestras?
–Con gusto, te mostrare la playa… es un lugar hermoso y creo que te gustara sentir el agua en tus pies.
– ¿La playa?, ya he estado allí antes –era mentira, pero sabía que el agua salada la dañaría – ¿No hay otro lugar que quieras mostrarme?
–Bien, creo que podemos ir al mercado, ahí hay muchas cosas bonitas para comprar –dijo Edward, no teniendo más ideas.
Fueron hasta allí y pasaron el resto del día viendo ornamentos y otros tiliches en aquel lugar, ella estaba fascinada, pues estaba con aquel hombre que la había cautivado; lo conocía cada vez mejor, pues platicaba con él en todo momento. Supo sus gustos y sus ambiciones, sus pasiones y sus miedos,  conoció cosas de su pasado, incluso reconoció entre sus relatos aquel que se desarrollaba el día que lo conoció en el bosque, sin que él lo supiera…
Todo fue perfecto para ella aquel día, pues al fin tenía la certeza de que no era una Ninfa más del bosque, no era una más de aquellas que solo esperan a fornicar con algún fauno lujurioso, a procrear con algún elfo apuesto o a ser poseída por algún vanidoso centauro, segura estaba de que ella había sido bendecida por los cuatro espíritus y la madre tierra, y aun cuando sabía que no tenía sentimientos por ser una criatura tan fría como el hielo, tan pura como el agua y tan libre como el viento; sabía que aquel hombre le provocaba sensaciones que ella misma desconocía, pero que de uno u otro modo ella apreciaba y disfrutaba.

Cuando regreso al castillo al atardecer, a Reina y sus compañeras estaban impresionadas, pues nunca antes había cantado con tanta pasión y entrega como aquel maravilloso día.

viernes, 14 de marzo de 2014

La Galería Real

Caminaba por los jardines del castillo la hermosa damisela, caminaba pensativa; como de costumbre. Sin saber que desde lo alto el Rey la miraba, sin saber lo que el viento le decía, sin escuchar a la brisa del mar que estremecía las arenas de la playa, sin saber nada más…
De pronto la estridente y varonil voz de Henry la estremeció.
– ¿Lista para irnos?
–Sí, ¿A dónde iremos? –pregunto Celtica llena de curiosidad.
–Iremos a la galería de arte, está al otro lado de la aldea cerca de la librería.
– ¡Qué interesante suena eso! –exclamo la bella doncella entusiasmada.
Tomaron una carroza del palacio que los llevo hasta la enorme galería de arte. El edificio era uno de los más grandes de aquella aldea y uno de los más hermosos y emblemáticos, tenía unas hermosas columnas labradas en rocas de río con pequeñas y hermosas incrustaciones de esmeraldas, simulaban las escamas de los dragones; la ninfa no puedo evitar sentirse entusiasmada y algo aterrada, pues los dragones le recordaban a su hogar, pero también les temía.
Entraron en aquel edificio, y apenas miro las pinturas que allí se encontraban se sintió como en su amado bosque, por todos lados había pinturas de ninfas, de hadas, fanos, centauros, elfos, dragones y sirenas. Reconoció al instante a todos esos seres maravillosos que no había visto hacía mucho tiempo; se sentía extasiada y maravillada.
–Son hermosas –dijo a su acompañante. –No tenía idea de que este lugar existiera.
–Me alegra que te guste –dijo el Príncipe –pensé que te gustaría ver algo diferente.
–Sí, me encanta pero… ¿Cómo es que tienen estas bellas ilustraciones, si son seres que no existen? O al menos yo no he visto a ninguno –dijo ella negando a su mundo, pues le aterraba la idea de ser descubierta.
–Bueno, algunos los han visto y ellos son quienes los han pintado como los recuerdan –contesto Henry – ¡Ven!, te mostrare algunos de los más importantes.
Caminaron y se pararon frente a algunos de aquellos cuadros, en especial frente a algunos que los humanos consideraban deidades; entre los cuales destacaban el de un hombre con cola de pez que agitaba las aguas, considerado del Rey de los océanos y protector de los marinos, la Ninfa lo conocía bien, por su culpa ella casi muere. Vio también uno de una mujer que acariciaba a un dragón como si se tratase de un cachorro, y a quien los humanos consideraban a la protectora de los bosques y las aldeas, ¡que equivocados estaban ellos! La protectora de los bosques era Mística, y la Valkyria que había jurado ser la protectora de que ninguna especie se cruzara con la otra. Pudo observar un cuadro en el que se apreciaban a muchas doncellas que vestían hojas de los árboles, algunas que nadaban en un estanque y otras que se veían iluminadas por el fulgor de una llama, todas a merced de un macho con cuernos y pesuñas, no podía ser otro más que aquel Fauno del que ella escapo; según Henry, ese macho cabrío era el dios de los hombres que buscan ser hábiles en las cuestiones del amor.

La Ninfa pudo ver hermosos cuadros que le recordaban a su hogar, vio algunos de hombres que cazaban dragones, de marinos que eran seducidos por las sirenas, de centauros que cabalgaban por las colinas y harpías que remontaban los cielos, todo era muy hermoso pues tenía ante sus ojos un fragmento de su hogar.

sábado, 8 de marzo de 2014

El Rey Baja la Guardia

Se encontraba el Rey observando a la dulce chica del bosque, esperando tener otra oportunidad para convencerla de que se entregue a él, la mira desde lo alto de su torre, ahí donde lleva a las otras mujeres que él desea, ahí a donde la Reina no puede entrar…
La observa pasear por los jardines, es tan hermosa y él espera el momento oportuno para seducirla nuevamente, aunque tal vez la próxima vez no sea tan amable; y mientras más la mira más la desea, su cuerpo se enciende en una fragua incandescente, esperando que en algún momento aquella hermosa doncella decida entregarse a él completamente… De pronto ve que su hijo se acerca a ella y la saluda, se inclina ante ella y le besa la delicada mano; cree que su hijo está enamorado de ella, tal vez sea mejor dejarla, no molestarla, ella ya encontró a su amado; o al menos es lo que él cree; sin saber que ellos son solo amigos, aquel monarca cree que puede dañar la felicidad de su único hijo, si sigue merodeando a la chica de la bella voz; aun cuando no ama del todo a su esposa, si ama a su hijo, y no se interpondrá en su felicidad.
El Rey ha decidido dejar a la hermosa doncella, de frágil aspecto y de belleza infinita, no puede hacerle eso a su hijo, así que cierra las cortinas de su alcoba y decide ira tras otra desdichada que busque placer, y un mejor puesto en la corte.

Adiós a la Ninfa que ahora esta con el Príncipe, adiós a aquella que se ve feliz con el heredero al trono… Adiós.