jueves, 31 de octubre de 2013

Seducción ¿El Rey?

La corte parecía un lugar que se encontraba a orillas del olvido, desolado estaba aquel inmenso castillo, parecía el hogar de las almas en pena; aquella pobre damisela que llego desde el corazón del bosque, la que nació de entre las aguas se encontraba un tanto abrumada… solitaria por los enormes pasillos de aquel castillo, caminaba pensativa, confundida… al fin el hombre que ha venido a buscar ha aparecido, al fin lo ha encontrado, no ha tenido oportunidad de estar cerca de él, mucho menos de hablarle, pero sabe que lo ha encontrado; sin embargo se siente un poco aterrada… el otro hombre que parecía vigilarla en la aldea también está en su mente, se encontraba junto al hombre al que ella con tanto anhelo ha buscado, no sabe de qué se trata todo esto, solo sabe que hay un hombre al que ella quiere conocer y otro que parece estar de por medio como si fuese alguna clase de inconveniente…
Distraída y abrumada, sus pensamientos se ven interrumpidos por una voz...
–Hola querida – se oye decir al Rey que está justo frente a ella.
–Su majestad –responde con respeto y delicadeza la hermosa chica.
–Sabes que eres muy hermosa, ¿verdad? Y supongo que sabes lo que quiero.
–A decir verdad no se de que me habla su alteza –responde segura la Ninfa
–Pues ¿Por qué no vienes conmigo para que te enteres? –propuso con desdén el Rey
–No estoy interesada en sus halagos alteza, yo sirvo a la casa de la Reina y no voy a faltarle al respeto a la mujer que me ha dado un lugar especial en su corte –contesto a la defensiva la hermosa chica de las aguas.
–Como quieras, solo digo que conmigo puedes tener otro tipo de privilegios que jamás tendrás en la casa de mi esposa –replico el Rey ofendido
–Pues mi decisión es quedarme en donde estoy –volvió a decir la Ninfa y haciendo una humilde reverencia se marcho.

Aun no podía creer que el Rey tuviera la osadía de querer poseerla como si fuese de su propiedad, así que decidió salir del palacio y pasear por la aldea.

sábado, 26 de octubre de 2013

La curiosidad de Mérida

La mañana era hermosa, el sol brillaba con luz suave y cálida, las aves cantaban junto a la ventana de Celtica, era como si éstas supieran quien era ella, no era para menos, las aves reconocen el canto del bosque en cualquier lado que lo encuentren; pero no es para preocuparse, por mucho que los animales vivan junto a los seres mágicos, estos no pueden más que sentirse a gusto con ellos. Segura esta de que esos hermosos pájaros no la delataran.
Alguien llamaba a la puerta, era la mujer de cabellos dorados, aquella que encontró a la chica del bosque en la playa; Mérida.
–Y bien… ¿Cómo te fue anoche?... estabas muy entretenida con el Príncipe, acaso ¿hay algo que quieras contarme?
–Pues es un hombre muy agradable –contesto Celtica con toda naturalidad.
– ¿Solo eso? –Pregunto su amiga un tanto desilusionada – ¿No crees que es guapo, o interesante, o al menos lindo?... dime que es lindo.
–Pues es muy agradable y muy caballeroso, no he conocido muchos hombres así –volvió a responder la Ninfa.
–Pues él parecía estar muy interesado en ti, no quería bailar con nadie más que no fueras tú y que se fugaran al jardín después… eso fue tan romántico –menciono Mérida con un brillo singular en los ojos –creo que ahí puede haber algo más.
– ¿Algo más? –Pregunto extrañada la frágil e ingenua chica del agua y el viento –No entiendo… además ¿cómo podría el estar interesado en mí? no parecía mirarme como a una presa y él solo quería bailar conmigo para alejar a las otras chicas que vinieron solo para bailar con él.
Soltó una carcajada Mérida un tanto extraña, misma a la que reprimió segundos después porque era una dama.
– ¿Cómo es que no lo entiendes?, el Príncipe muy probablemente este enamorado de ti y tu no lo sabes, ¿Qué jamás te has enamorado?...
– ¿Qué se siente amar a alguien? –Pensó Celtica en voz alta para sí misma.
– ¿De verdad no lo sabes? –Pregunto Mérida extrañada –creo que es mejor que me valla.

Y saliendo de la habitación, Mérida se preguntaba ¿Cómo era posible que su amiga no entendiera nada del amor? eso era completamente extraño, no era normal y con ello crecía más la duda de quién era realmente aquella mujer de singular belleza.

jueves, 17 de octubre de 2013

Sirena: El regreso al bosque

Nadaba tan rápido como podía, nadaba río arriba evitando a los peces, a los tritones y a las sirenas que se cruzaban en su camino, nadaba a prisa, llevaba un importante mensaje, estaba asustada y enojada, se sentía impotente; la mujer con la aleta de pez buscaba llegar al claro del bosque donde solía vivir, enfadada de no haber logrado derribar al barco que llevaba a la Ninfa, frustrada por no haber ganado el corazón de aquel macho con cuerpo de gladiador y patas de corcel veloz, preocupada por sus compañeros del bosque, aterrada de que nuevamente pasara una masacre en el mar, pero confiada en que Domina lo solucionaría.
Llegó la chica de agua salada y agua dulce a la orilla de aquel lugar donde sentía celos de la mujer de las dos piernas y al lugar donde podía admirar la galante figura de aquel macho a quien amaba sin ser correspondida, llegó la Sirena a ese lugar preguntando desesperadamente por la Valkyria Humana, sin tener respuesta alguna, la ninfas aterradas por su desesperación se preguntaban qué había sucedido, los elfos intrigados por su obsesión se preguntaban lo mismo, las hadas inocentes se sentían extrañadas, los faunos lujuriosos esperaban poder pescarla, los centauros enfurecidos se veían seducidos, y las valkyrias solo escuchaban.

La traición de la Ninfa había llegado hasta el bosque a través de la palabra de la mujer acuática, en marcha se puso un ejército de centauros y valkyrias, en marcha a buscar a Domina y a Pesadilla, en marcha con dirección al norte, en marcha maldiciendo a la Ninfa de bella voz y la mujer que todo lo puede, la que se transforma y místicamente ayuda a todo el que ella considera de virtudes puras… allá van en sus corceles, allá van los machos mitad corcel… ¡Traed a la Valkyria Humana, traedla ya!

viernes, 4 de octubre de 2013

La pálida noche en el jardín (Henry: el Príncipe)

La noche era hermosa, el cielo estaba lleno de estrellas y en aquel jardín Celtica podía respirar un poco del aire del bosque, sentía como la suave brisa bañaba su rostro y más viva no podía sentirse en aquel preciso momento, se había olvidado por completo en aquel instante de aquel hombre al que ella buscaba y esperaba y de aquel del que huía y hasta temía… Era la primera vez que lidiaba con un macho, un hombre… que no intentaba ni atacarla, ni poseerla, era la primera vez que se sentía segura y a salvo, miro al Príncipe y sonrió de manera dulce e inocente, él le devolvió la sonrisa y al fin rompió el silencio.
–Y… ¿Cómo dices que te llamas?
–Celtica…
–Extraño y hermoso nombre, yo soy Henry
–También es un nombre extraño… o al menos lo es de dónde vengo, pero creo que también es hermoso
–Gracias Celtica, debo decir que tienes una hermosa voz, cualquiera diría que está escuchando a las ninfas del bosque…
¡¿Ninfas?! eso hizo que Celtica se sintiera acorralada, desprotegida por un momento pensó que la poción de Mística había dejado de hacer efecto, se sintió vulnerable y pensó en escapar, cuando escucho a Henry decir…
– ¿Por qué esa mueca? solo dije ninfas, ¿Jamás has escuchado ese tipo de mitos?
– ¿Mitos? –Dijo más tranquila la Ninfa –Claro, es solo que me desconcertó que dijeras eso, pero ¿Tú no crees en esas cosas o sí?
–Bueno no en todos, pero si en varios… cuando salgo lejos me he topado con algunos dragones y por eso creo en ellos, pero las hadas, las ninfas y los duendes… bueno no estoy seguro; tal vez te enseñe la galería de pinturas que tenemos sobre los seres mágicos que tenemos en el castillo.
–Eso sería muy interesante.
–Sí que lo es, bueno lo mejor será que subas a descansar y platicaremos en la mañana, yo me encargo de ahuyentar a las señoritas que no quiero.

Y diciendo esto aquel hombre sublime, le dio un beso en la mejilla a su nueva amiga.