La mañana inmaculada y hermosa anunciaba la
llegada de un nuevo día, Celtica aún se sentía maravillada por lo que había
vivido el día anterior, al fin había conocido al hombre con el que había
soñado, al que había visto en el bosque, al que creía conocer y el causante de
su desobediencia al mundo mágico, sin embargo; no le importaba nada más, quería
volver a verlo, quería volver a estar con él, ella no sabía que era lo que le
pasaba, puesto que nunca antes había experimentado ese tipo de sensaciones, sin
embargo sabía que él era lo que ella anhelaba, lo que deseaba.
Salió por la puerta del castillo y se dirigió
a busca a aquel que ahora era su amigo, aquel al que ahora consideraba el ser
más especial de su vida, se sentía asombrosa y hermosa, olvido incluso que su
apariencia era otra, que las ropas de seda no eran de su agrado, en ese momento
nada más importaba… solo su ilusión por aquel ser humano.
De pronto se vio atormentada y asustada por
el cabalgar de un caballo, en el que iba montado él otro hombre que la
intrigaba, aquel que la asustaba y del que desconfiaba totalmente. Él se detuvo
al pasar junto a ella y la saludó respetuosamente. Ella se sintió acorralada,
creía que él podía saber quién era en realidad y eso la atormentaba. Él por su
lado bajo de su caballo y camino hacia ella, al tiempo que preguntaba…
– ¿Qué hace tan delicada y hermosa criatura a
estas horas de la mañana sola?
Ella casi sin poder articular palabras alguna
logro decir:
–Voy a dar un paseo por el bosque, quiero
respirar aire fresco.
– ¿Por qué no me dejas acompañarte? El bosque
es un lugar misterioso y peligroso para una mujer tan exquisita como tú.
–No estoy muy segura de querer compañía –se atrevió
ella a decir, esperando que él diera vuelta y se marchara.
–Bueno, pues como la dama principal de la
Reina, considero que no debes andar sola por los lugares peligrosos, es mejor
que un caballero te acompañe; prometo no ser una molestia y si esperas que
guarde silencio así será, pero una dama de la corte no puede andar por ahí sin
protección alguna.
Y sin poder decir más la Ninfa acepto.
Caminaban en dirección al bosque ahí donde
las calles de la aldea tocan el borde del mundo de las criaturas mágicas, ahí
donde los humanos aún se sienten los dueños y donde los seres mágicos no pueden
ni deben revelarse. Para Celtica de cierta forma era un alivio, porque sabía
que si un humano estaba presente, ningún ser mágico intentaría llevársela de
vuelta al bosque, pero le preocupaba que aquel caballero representara un
peligro para ella…
Se adentraron un poco más en el bosque, ella
comenzaba a recordar su antigua vida y a extrañar los fríos y refrescantes
ríos, la brisa golpeaba su rostro y alborotaba su cabello, se sentía libre.
Declan, el caballero la observaba con
atención y se sorprendía de que una mujer como ella se sintiera tan libre,
ninguna de las mujeres de su aldea era así, todas siempre tan sumisas, a merced
de los hombres, todas eran así, desde la Reina que solo representaba la
estabilidad del reinado del Rey, hasta las campesinas que solo vivían para
atender a sus esposos y a sus hijos, todas eran esclavas a su manera en
particular, pero Celtica era completamente diferente, era una mujer que parecía
danzar con el viento y vivir con el bosque, era hermosa y distinta, única y
bella…
Me ha encantado ese encuentro, a ver como va el paseo!!
ResponderEliminarBesos!!!
me alegra que te haya gustado... espero que te sigas pasando por aquí
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